12 de octubre, Día de la raza (aquí aun conserva ese nombre en lugar del Día de la hispanidad), fiesta de rigor en la Embajada de España, y yo fui uno de los invitados.
Resulta curioso que los españoles tengamos más importancia cuando estamos fuera que cuando estamos dentro de nuestro país... Si estuviese en Galicia no me invitarían ni a una recepción en mi ayuntamiento, y si quisiese asistir a uno de esos desfiles militares que se organizan para honrar la españolidad (que tendrá que ver una cosa con la otra, me pregunto yo...), tendría que haber peleado por un sitio en la primera fila contra todas las marujas del país; sin embargo, aquí en Colombia sí me invitan a tomarme unos vinos y unos canapés en la casa del embajador, con los máximos representantes del ejército y la guardia civil, con los gerentes de las grandes empresas españolas, etc.
Tendré que disfrutar de estos privilegios mientras pueda (como buen español soy muy amigo de las cosas gratuitas y de los gañotazos en general), que cuando vuelva a España seré de nuevo un ciudadano de segunda... Que cosas...
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